viernes, 27 de noviembre de 2009

La marca de Caín

Me arde, me arde mucho. ¡Dios, es insoportable! No puedo lidiar más con esto. Mi frente me pesa más que a mi propio cuerpo, me duele caminar y no tengo a otra cosa más a mi lado que arena.

He peregrinado durante años, sin poder establecerme en un poblado. Temen de mi marca, piensan que estoy maldito, que he sido castigado. Pues, tienen mucha razón, fácil estoy maldito; pero se equivocan al de decir que estoy condenado, ya que ahora siento mejor la libertad, la cual nunca había tenido antes cuando vivía con mis padres y mi hermano.

En el Edén, el lugar de mi procedencia, lo tenía todo, absolutamente todo. No podía quejarme, pero había algo que me molestaba bastante: mi hermano. Su cara, sus gestos, su insaciable alegría, su tonta necesidad de ayudar a los demás, su estúpida humildad, todo eso junto me enfermaba. Tenía que parar, ya había tolerado bastante su presencia por mucho tiempo. De repente, escuche una palabra en mi oído, fue claramente "matalo". Una sonrisa dibujó mi rostro y, agarrando el objeto más cercano a mi mano, lo maté a golpes hasta que dejara de llorar y gritar como niña.

Mi crimen era perfecto, había quemado todo su cuerpo y sus cenizas se fueron con el viento; sin embargo un ser sobrenatural me llamó desde lo alto del cielo, se decía llamar Dios. Me preguntó por mi hermano y yo le dije que no sabía su paradero. Por una extraña razón, la cual es inexplicable para mí, adivinó que había matado a mi hermano, aduciendo que lo sabía todo y que no lo podía engañar. Le di la espalda a Dios, no tenía porque seguir con la conversación. De la nada, el cielo oscureció y un rayo tocó rapidamente mi frente, produciendome esta marca, maldita marca. Lo último que me dijo fue que si mi marca se volvía negro, moriría.

Desde ahí, no volví a escuchar a Dios. Cada día que pasa, mi marca se oscurece y el ardor me produce dolores constantes de cabeza hasta el punto de lograr desmayarme. No quiero aparentar ser débil, pero como dije en un principio ya me estoy cansando. Solo espero que mi marca termine su coloración para poder morir feliz, sí, feliz de que mi hermano no esta. Feliz de fallecer con mi orgullo. Feliz de soportar las adversidades. Feliz de todo.

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